Se encuentran dos amigos -uno de ellos operado de próstata- y dialogan:
– Te veo muy bien. ¿Ya te has recuperado totalmente?.
– Si, pero mi mujer me abandonó.
– ¿Por qué?. ¿Acaso sobrevino la secuela de la impotencia y ella no lo pudo soportar?.
– No. Para nada. Se fue con mi cirujano cuando se enteró lo que cobraba por cada operación.
Debe estar conectado para enviar un comentario.